¿Existe un único abordaje de estudio gramatical? Ciertamente no, véase.
Al igual que otras áreas epistemológicas de la lingüística, la gramática va a experimentar una evolución paulatina a lo largo de la historia desde su creación allá por la antigüedad clásica con las primeras reflexiones acerca de este artificio que tiene como objetivo estudiar los componentes que conforman una lengua y las relaciones fundamentales que se establecen entre sí en pos de un correcto funcionamiento de esta, atendiendo a su naturaleza convencional, virtual y arbitraria. En un primer momento surge la Gramática Tradicional; predecesora, algo rígida y todavía hoy bastante influyente, asienta las bases de los estudios gramaticales y se mantiene como normativa y hegemónica durante prácticamente toda la historia hasta finales del siglo XX. En la década de los 70, y ya experimentando cierta decadencia, se propicia un nuevo horizonte idóneo a la aparición de nuevas teorías -formales, terminológicas, taxonómicas y demás- que sin venir a tirar por tierra todo lo que la Gramática Tradicional había buenamente dilucidado a lo largo de todo este tiempo tenían como pretensión introducir nuevos enfoques, tonalidades y variaciones para complementar y/o mejorar el conocimiento gramatical. Este inusitado interés por la lingüística y sus diversas áreas interdisciplinares va a dar pie a un numerosísimo grupo de teorías que van a surgir como decía para complementar y mejorar los conocimientos de la Gramática Tradicional, grupo que va a surgir y evolucionar de forma muy diversa y heterogénea, abordando diferentes puntos de la lingüística gramatical y que incluso van a contradecirse y oponerse los unos a los otros, véanse por ejemplo; el Funcionalismo de Martinet, la Glosemática de Hjems Iev, la Sintaxis de Tesnière, la Gramática del Contenido de Weisberger, la Gramática de los Casos de Fillmore, la Gramática de los Rangos de Halliday, el Distribucionalismo de Bloomfield y Harries, el Generativismo de Chomsky, la Semántica Generativa de Lakoff, la Lingüística textual de Petöfi, etc. Estos nuevos enfoques de estudio de la gramática son agrupados en dos grandes categorías; la Gramática Estructural y la Gramática Generativo-Transformacional. El surgimiento de estos dos últimos grandes grupos teóricos quería una ambiciosa renovación de los contenidos gramaticales con las aportaciones que ya venían produciéndose desde los años cincuenta, en muchos casos apenas cambiaba la terminología -pues se pretendía denominar y clasificar de una forma quizá más idónea o actual ideas y conceptos-, en otros casos los contenidos provenían de corrientes lingüísticas divergentes o en diferentes momentos o versiones de una misma teoría. Situación que llevó a la docencia de la gramática a un verdadero caos, los profesores se mostraban inseguros de llevar al aula teorías que desconocían y se contradecían entre sí, sin ni siquiera saber si disponían de veracidad, validez y precisión. A la falta de preparación de los docentes, se suma que los discentes ya de partida rechazaban la introducción de todos estos nuevos puntos de vista, no entendían qué podían sacar en claro de la diversificación tan extensa e inusitada que estaban experimentando los estudios gramaticales. Todavía hoy en día la Gramática Tradicional busca mantenerse en su posición de hegemonía de la que se ha visto beneficiada a lo largo de todos estos años y las de tipo Estructural y Generativo, a pesar de su «juventud», no consiguen del todo -con ciertos matices y consideraciones- justificar sus cambios, consolidarlos y por lo tanto prevalecer antes las demás corrientes de estudio lingüístico-gramatical.
En lo que a la Gramática Tradicional se refiere (GT) podemos afirmar que es la que antecede a las demás, surgiendo ya en la antigüedad clásica en las reflexiones grecolatinas que se hacían sobre el concepto de gramaticidad, tiene como exponente a Dionisia de Tracia y se remonta allá por el siglo II de la otra era. La GT ha perdurado en el tiempo hasta nuestros días sin apenas grandes variaciones, adaptándose a las diversas lenguas. Además asienta las bases del estudio gramatical de una forma muy metódica, rica y sutil, pero presenta serias lagunas lo que hace que a día de hoy se desaconseje su único uso en la enseñanza gramatical, si bien es una buena referencia y al tratar de una muestra de lengua muy limitada puede ser incluso beneficiosa en ciertos niveles y objetivos de estudio. En el caso de la Gramática Estructural (GE) surge en Europa de la teoría de Ferdinand de Saussure en 1916 y va a dar lugar a varias «escuelas» con matices y enfoques algo diferentes atendiendo a cuestiones de función y forma, la GE tiene como pretensión desmentir a la GT ya que dice de esta que su objeto de estudio es demasiado limitado y que el hecho de estudiar las unidades lingüísticas sólo por separado no da una necesaria cosmovisión de la lengua. La GT presenta también serios inconvenientes que también la desacreditan si bien su estudio también desarrolló partes de la lingüística antes desconocidas o ignoradas. Hablando de la Gramática Generativo-Transformacional (GGT) podemos afirmar que tiene como punto de partida los estudios que Noam Chomsky va a realizar en Estados Unidos a partir de 1955, esta nueva «escuela gramatical» a diferencia de la GT y la GE ni va a partir de 0 ni va a echar por tierra los conocimientos de las predecesoras, sino que va a sintetizarlas en un estudio más sofisticado y convergente. El nivel de sofisticación e incesante desarrollo de estos estudios y su excesivo abarcamiento va a suponer ser difícilmente aplicable en la enseñanza incluso en los niveles más superiores y va a suponer también que sus partidarios vuelvan a versiones más primitivas del mismo que al final han resultado más idóneas y viables.
La Gramática Tradicional se define como «el arte de hablar y escribir correctamente -gramática normativa-». En esa convención de lo correcto en el mundo clásico, con la ausencia de un estudio lingüístico tan desarrollado y multidisciplinar, con la escasa masa crítica que había, se establecía como lo correcto al lenguaje de los autores cultos, encargados del establecimiento de la convención lingüística en la época. El estudio gramatical que abarca la GT se limita entonces básicamente a las escrituras y posteriormente a las publicaciones de todos esos autores considerados como cultos (cf. Teoría del Canon de Harold Bloom), es por tanto un estudio muy restringido. Aun así, la GT ha sido considerada por las que vinieron después como bastante abundante y precisa con un esfuerzo manifiesto por la búsqueda de soluciones, algunos gramáticos consideran que su madurez y adaptación a tantas lenguas naturales le han permitido abarcar más conocimiento que la Gramática Estructural. Ésta última, en cambio, estudia la lengua de forma diferente, la estudia como un sistema en el cual se articulan unidades que entre ellas forman estructuras superiores, una vez se identifican esas estructuras son desgajadas hasta llegar a las unidades mínimas significativas, aunque la GE descuida e incluso a veces rechaza el estudio del significado. Por primera vez el lenguaje es entendido como un instrumento con un fin en sí mismo, la comunicación rige la estructura que la GE dice que tiene el lenguaje. Por primera vez en la GE la oralidad es diferente que la escritura y tienen el mismo valor -se consolidan la fonética y la fonología-. En lo que tiene que ver con la Gramática Generativa e supera el estado muestra de la lengua culta y el estado taxonómico de descripción y clasificación para dar paso a nuevos horizontes científicos, de formulación de hipótesis y nuevos modelos teóricos. Ni va a estudiar por tanto la lengua de los autores cultos -como en la GT- ni va a hacer un estudio de corpus -como la GE-, va a hacer un estudio cualquier producción lingüística, de la enunciación en sí misma. Por primera vez en la historia de los estudios gramaticales se concede importancia a la creatividad, los gramáticos generativistas son conscientes de la característica de productividad de las lenguas naturales, al hacer un estudio en profundidad -y no superficial de estructuras como hace la GE- se estudian todas las posibles, infinitas e ilimitadas variaciones que las estructuras lingüísticas pueden producir. Estas posibilidades de producción dicen que son innatas de la especie humana, se trata de su competencia lingüística, y choca con el estudio por repetición tanto de la GT como de la GE. Este marco de análisis más completo y unificador democratiza la capacidad lingüística de los estudiantes y ya de una vez integra todos y cada uno de los niveles de estudio de la lengua; fonética, fonología, morfología, sintaxis, prosodia, semántica etc. hasta llegar al nivel de discurso, u otros superiores como los de Literatura o el de Cultura. En suma, la denominación de esta teoría radica de que la lengua en un primer momento se genera -producción de estructuras y unidades que las componen- y en segundo momento se transforma a las ya mencionadas infinitas posibilidades atendiendo a todas las cuestiones que condicionan la lengua en su variación contextual. Se analiza por primera vez el estilo, por primera vez se tiene en cuenta el esquema de la comunicación de Roman Jackobson (Emisor, receptor, código, canal…) y por lo tanto se deduce que de la intencionalidad del emisor sobre el receptor emanan las consideraciones estilísticas.
De manera global y en lo que al estudio temporal que abarcan estas tres escuelas de estudios gramaticales podríamos afirmar que en la GT nos encontramos con diacronía restringida al lenguaje culto -su estudio acontece a lo largo de toda la historia adaptándose como decíamos sin apenas variar-, en la GE en cambio vamos a encontrarnos con que el lenguaje está supeditado a un tiempo y a una comunidad de usuarios concreta -luego hay sincronicidad y se atiende por primera vez a las variedades sociolingüísticas de la lengua-, lo que permitió el estudio de corpus y que por primera vez no sólo el lenguaje culto se sometiese a estudio gramatical. En el caso de la GGT se abarca toda la lengua, sin entrar en consideraciones de restricción ni en el eje cronológico ni en el eje de variación social, intencional, contextual…
En la Gramática Tradicional no podemos discernir entre diferentes vertientes o «escuelas» ya que se trata de una teoría bastante uniforme y homogénea que se ha mantenido en el tiempo sin apenas variaciones y adaptándose a las circunstancias de una forma bastante sutil, manteniendo sus paradigmas y metodologías epistemológicas. En la Gramática Estructural sí que encontramos tres escuelas diferentes, que difieren en la importancia que tiene el papel de los aspectos funcionales y formales de la lengua; entre los funcionalistas pertenecientes a la llamada Escuela de Praga encontramos a Troubetskoi, Jacobson, Benveniste y Martinet como exponentes; entre los formalistas de la llamada Escuela de Copenhague encontramos a Hjelmslev como exponente; y finalmente en Estados Unidos encontramos a los distribucionalistas que reducían el lenguaje a comportamiento -behaviorism- a Bloomfield y a Harris. En la Gramática Generativo-Transformacional si bien se suceden en ella muchas versiones no hay una división de la doctrina, hay una teoría uniforme que crea Noam Chomsky y que sigue suscitando mucha controversia.
Teniendo en cuenta todas las virtudes que hemos señalado sobre estos tres tipos de modelos gramaticales debemos señalar también sus problemas, limitaciones e inconvenientes: La GT no enseña a hablar, tampoco a escribir y se suma en esa confusión entre las manifestaciones orales y escritas, luego no tiene una vertiente para nada pedagógica, se limita al estudio de la lengua casi para su fosilización en esos estándares cultos. Mezcla ideas y conceptos formales con conceptos funcionales, lo que resulta poco idóneo. Está demasiado influenciada por la naturaleza casuística del latín y del griego, lo que no beneficia para nada a las lenguas que no tienen flexión de casos o en lenguas como en castellano donde la flexión languidece en escasos restos -como en los pronombres átonos y tónicos o el restringido genero neutro o mejor dicho neutral del masculino plural inclusivo que es actualmente rechazado por el movimiento feminista-. En la GT hay un encasillamiento y dispersión de la información, al estudiar las partes de la lengua por separado no se estudia la relación entre ellas luego partes del estudio lingüístico como la sintaxis brillan por su ausencia. Al establecer como argumento de autoridad al autor culto hay una normatividad muy rígida, pomposa y arbitraria. Resumiendo, diríamos que en lo que le afecta al estudiante de lenguas pretende que éste aprenda terminología, dediciones y excepciones de listas encorsetadas sin darle ninguna cosmovisión de la naturaleza lingüística. Conforme a la GE tenemos que señalar también varias lagunas, como decíamos rechaza hacer un estudio de la semántica y su trascendencia en las producciones de lengua, descuida bastante la sintaxis, aunque por lo menos la estudia. Es acusada por la GGT de hacer un estudio superficial de la lengua al solo estudiar estructuras del corpus sin ver las posibles infinitas variaciones de estas mismas, luego descuida la creatividad y la productividad del lenguaje. En lo que atañe a la didáctica de la gramática a través de su método, la renovación y cambio constante de terminología sume tanto al lingüista como al estudiante en una confusión innecesaria y ciertamente inconveniente. Y para acabar, la GGT tampoco se libra de la crítica, como ya hemos mencionado anteriormente es prácticamente imposible de ser aplicada en la enseñanza de idiomas, abarca la lengua en su totalidad en su infinidad de producciones y variaciones y situaciones lo que es bastante inviable y excesivo para el objeto de estudio. Por si fuera poco, la sofisticación de sus sucesivas versiones, cada vez más complejas, forzó a sus partidarios a volver a la versión inicial de Chomsky, la única que se mostraba algo viable.
Personalmente considero que es esencial posicionarse en una metodología de estudio gramatical conciliadora, que sea consciente del conocimiento que todas ellas han aportado al concepto de gramática, atendiendo a todos y cada uno de los niveles de estudio gramatical en una nueva metodología pactada, unificada y con la simplicidad necesaria para hacerla viable -a diferencia de la GGT-, además debe ser flexible lo suficiente para adaptarse a los posibles diferentes objetivos y niveles de estudio y que se pueda adaptar a las variaciones del diasistema lingüístico -no solo en la diasincronía sino en la variación formal y funcional-, luego tenga la capacidad de tener una aplicación didáctica y no se dedique a hacer un estudio vano para la fosilización de la lengua. De la GT aun siendo acientífica e imprecisa tenemos el origen de la gramática en sí misma y la tradición gramatical de centurias, de la GE nos debemos de quedar con su visión de la lengua como estructura de unidades que se relacionan entre sí con un fin concreto y con objeto de estudio científico, y de la GGT nos quedamos con el estilo conciliador y la necesidad de tener una visión global de la lengua en los estudios de la gramática para con ella proponer una lengua en su estándar más correcto, más deseable, en afán de mantener el principio de convencionalidad de la lengua y hacer posible la comunicación.
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